LA IGLESIA ORTODOXA
“Ortodoxia”
El término griego ορθοδοξία “ortodoxia” es derivado de dos palabras: ορθή que significa “recto”, y δοξα que tiene los siguientes sentidos: direccionamiento, doctrina, enseñanza, concepto común y gloria. Dicho término fue usado a partir del siglo IV para indicar la recta fe frente a la herética. El primer concilio Ecuménico, celebrado en el año 325, determinó la fe “ortodoxa” sobre la divinidad de Cristo ante el surgimiento de la herejía de Arrio; y en los siguientes seis Concilios Ecuménicos siempre se acudió a este término para significar la única y misma fe cristiana preservada de cualquier desviación. Entonces la palabra “ortodoxo” indicaba lo mismo que la palabra “católico” καθολικός (κατά όλον) que significa “según todos” lo que indica la fe según todos. Por eso, ambas, durante el primer milenio, no eran nombres propios, sino más bien, calificativos de autenticidad de fe.
Occidente y Oriente
La eclesiástica separación entre Oriente y Occidente sucedió formalmente en el año 1054; pero, en realidad, había empezado paulatinamente mucho tiempo atrás (desde el Siglo IX). El distanciamiento político, cultural y religioso pavimentó esta separación, cuyas causas inmediatas fueron las dos siguientes:
1- El “Filioque”: frase latina que significa “y del Hijo”, fue añadida en España, en el siglo VI, al Credo Niceno-Constantinopolitano, determinado en los Concilios primero y segundo, “Creo [...] en el Espíritu Santo [...] que procede del Padre y del Hijo.” Esta añadidura adoptada por Roma, fue rechazada por todos los demás cuatro patriarcados que estaban en el Oriente (Constantinopla, Alejandría, Antioquía y Jerusalén).
2- La autoridad Papal: En el Occidente, el Papa tenía autoridad espiritual y eclesiástica directa sobre las iglesias del Occidente, siendo la única cátedra de origen apostólico; mientras en el Oriente, varias ciudades gozaban de este privilegio, así que nadie tenía autoridad sobre el otro. En realidad la autoridad únicamente la tuvo el concilio de los obispos, conforme a la tradición apostólica. (Hch 15:6-29) En el Oriente, hasta el día de hoy, se ha dominado el concepto de “primus inter pares”. Pues el Patriarca en el sínodo local es primero entre iguales, que preside pero no manda, y el Patriarca de Roma, para el Oriente, debía ser primero entre iguales[1].
Profundizaron la separación, ademas algunas tradiciones de occidente no fueron aceptadas por los orientales tales como:
Ø El celibato obligatorio de los sacerdotes.
Ø La celebración de la Eucaristía con pan ácimo.
Ø El cambio del calendario en la celebración de la Pascua
Ø El bautismo con la aspersión en lugar de la inmersión... entre otras.
Énfasis Ortodoxas
Material y espiritual: Mientras en el Occidente el dualismo platónico marcó su sello sobre la teología, la teología ortodoxa ha conservado la línea bíblica de la transfiguración de la materia: “¿No sabéis que vuestro cuerpo es Templo del Espíritu Santo?” (1°.Cor.6, 17). Dios se ha encarnado para santificar al mundo y a su materia, o sea, para espiritualizarlo; entonces no hay dualismo entre cuerpo y alma, el hombre está designado a la santidad con todo su ser.
La materia en sí es neutral, pero su uso la califica como espiritual (según el Espíritu de Dios) o carnal (según la concupiscencia).
Filosofía y teología: La filosofía ha sido una pluma con la que los Padres de la Iglesia determinaron en fórmulas las categorías de la fe. Pero nunca es el medio para alcanzar el conocimiento de Dios. “Bienaventurados los puros de corazón porque ellos verán a Dios.” (Mt. 5, 8) Entonces, es alcanzado por la purificación y no por la filosofía. El iluminado quizás filosofa para expresar su fe, pero no es su única expresión. Por eso, en los seminarios ortodoxos, las clases de filosofía no son anteriores a las de Teología, sino incluidas: La teología usa la filosofía, pero la segunda no sondea la primera; la teología es sondeada por la oración y el ayuno, por la lectura sagrada y la virtud; todo el estudio teológico procura encauzar en este “camino”.
Sacramentos: Los sacramentos (misterios) son puertas por las que el cristiano entra en la vida celestial[2], ventanas hacia el reino de Dios. En este sentido, el icono es un misterio, así como el canto sagrado, el agua bendita... etc. Pero el misterio de los misterios es la divina Liturgia, en la que la Iglesia se realiza como el Reino de Dios donde Él es el verdadero sentido de la vida.
Arte eclesiástico: El arte entonces es parte del sentido sacramental. El hombre de Dios cuando escribe, pinta, compone o canta, refleja la luz del Espíritu Santo. Por eso, la Iglesia Ortodoxa no está, como suele pensarse, en contra de la renovación, pero ésta surge de adentro y no de afuera: la renovación no es aplicada según lo que la era demanda, sino según el “Espíritu dice a las iglesias” (Apocalipsis 2, 17). El arte ortodoxo, con sus colores y expresiones, con sus reglas y cánones, procura escribir la única verdad: la santidad que transfigura al mundo en el Reino de Dios, en el lugar de su complacencia.
Presencia Ortodoxa en el mundo de hoy[3]
La práctica administrativa en la Iglesia Ortodoxa es flexible, y su regla tiene su origen en la era apostólica: “Dondequiera que esté el obispo, allí está la comunidad, así como dondequiera que esté Cristo, allí está la Iglesia universal”[4]. Con el tiempo, fueron considerados “Patriarcas” los obispos de las ciudades grandes del mundo Romano: Roma, Constantinopla, Alejandría y Antioquía, y también Jerusalén por ser la ciudad de los acontecimientos salvíficos. Éstos son los llamados “patriarcados apostólicos”. Con la misión Cristiana, la prédica se extendió afuera de las fronteras del mundo Romano, hacia los pueblos eslavos, así que paulatinamente se establecieron nuevos patriarcados. Otras arquidiócesis que dependían antes de los patriarcados, en un momento dado por razones políticas o prácticas, han conseguido “Autocefalia”, término que indica auto administración y sínodo local.
V Patriarcados Apostólicos
XPatriarcado de Constantinopla
XPatriarcado de Alejandría
XPatriarcado de Antioquía
XPatriarcado de Jerusalén
V Patriarcados posteriores
XPatriarcado de Moscú: alcanzó su independencia de Constantinopla después de la caída de la ciudad en las manos de los turcos 1453.
XPatriarcado de Serbia:
XPatriarcado de Rumania:
XPatriarcado de Bulgaria: Fue anunciado como patriarcado en 928.
XPatriarcado de Georgia: Hasta el siglo VIII dependía del Patriarcado de Antioquía. Pero desde aquel entonces ya tiene su propio Patriarca.
V Iglesias con Autocefalia
XArzobispado de Chipre:
XArzobispado de Grecia: dependía del Patriarcado de Constantinopla, en el año 1852 se hizo autocéfala.
XMetrópoli de Polonia: dependía del Patriarcado de Moscú, en el año 1924 se hizo autocéfala.
XArzobispado de Albania: dependía del Patriarcado de Constantinopla, en el año 1937 se hizo autocéfala.
XArzobispado de las Repúblicas Checa y Eslovaca: dependía del Patriarcado de Moscú, en el año 1951 se hizo autocéfala.
XArzobispado de Macedonia: dependía del Patriarcado de Rumania, en el año 1967 se hizo autocéfala.
XMetrópoli autocéfala de la Iglesia Ortodoxa de América (Orthodox Church of America O.C.A.): el tomo de su independencia eclesiástica fue editado por el Sínodo local de Moscú en el año 1970.
XMetrópoli autocéfala de la Iglesia Ortodoxa fuera de Rusia (R.O.C.O.R)
[1] Cabe mencionar que la primacía de Roma, otorgada en el Primer concilio 325, se originó en razones políticas y administrativas y no religiosas; si no, la primacía hubiera sido de Jerusalén. Véase los siguientes cánones: 6°. Canon del 1er. Concilio Ecuménico (325) / 3°. Canon de 2°. Concilio Ecuménico (381) / 28°. Canon del Cuarto Concilio Ecuménico (451)
[2] Consulta el Libro la Vida en Cristo, Nicolás Cabasilas, Editorial Rialp Ediciones, Madrid
[3]Para más información Consulta el Libro The Orthodox Church, Timothy Ware, Penguin Books, London 1997
[4] San Ignacio de Antioquía, Carta a los de Esmirna VIII, 2